Con sus medidas de apertura de la cuarentena en Crespo, el intendente Schneider ganó visibilidad provincial. Un requisito básico para quien aspira a gobernar Entre Ríos. Pero, con su insubordinación, también se arriesga a que su nombre se asocie al de la irresponsabilidad.
Es probable que esta semana muchos entrerrianos hayan descubierto que hay un intendente de una ciudad importante de Entre Ríos que lleva un apellido igual al de una marca de cerveza. Algunos, incluso, habrán llegado a asociar ese apellido-marca a la fiesta provincial de la cerveza que cada enero tiene como escenario a la ciudad de Crespo.
Darío Schneider fue noticia esta semana porque se atrevió a dar un paso de apertura de la cuarentena sin autorización de la Provincia. El intendente radical decretó que los habitantes de Crespo podrán mantener reuniones sociales o familiares de hasta 15 personas, abrir sus comercios en horarios habituales y tener salidas recreativas -con distanciamiento social- sin restricción horaria, de edad y distancia de su domicilio.
La noticia puso a Schneider en el centro de la escena informativa de la provincia. Esta semana, el dirigente radical estuvo en boca de todos. Logró lo que cualquier asesor de imagen aconsejaría como primer paso para alguien que aspira a gobernar la provincia: hacerse conocer.
Esa es una necesidad absoluta y primaria para un dirigente que emerge dentro de las filas de la UCR como una nueva referencia. En particular si se toma en cuenta que su teórico rival dentro del partido opositor es otro intendente, con un perfil más alto, como Pedro Galimberti.
El alcalde de Chajarí ya lleva un tramo de camino recorrido en su propósito de gobernar Entre Ríos. Hubo un ensayo en el último proceso electoral que le sirvió justamente para eso: hacerse conocer. Posicionarse.
Galimberti y Schneider comparten algunas cosas. Han sido reelectos con los mejores guarismos debido a la buena imagen propia y de sus gestiones. Pero el hombre que gobierno Crespo cultiva un perfil más bajo. O lo cultivaba hasta ahora.
Posicionamiento
Con su decreto de apertura parcial de la cuarentena, Schneider pone sobre la mesa un debate importante, el de la autonomía municipal ante un decreto presidencial al que adhiere la provincia. Si hubiera sido una decisión tomada por todos los intendentes se lo podría haber planteado como un debate de fondo.
Pero fue una decisión individual. Schneider ha dicho que no pretende que su decreto se replique en otras ciudades; que la suya es una medida que responde a una demanda local, en una ciudad con una idiosincrasia muy particular dentro de Entre Ríos, donde no hay circulación del virus y que además tiene fuertes controles en sus ingresos.
También dijo que no estaba en su ánimo desafiar a nadie. Pero lo hizo. Claramente, la ministra de Gobierno de la provincia, Rosario Romero, le planteó que esa medida –la de las reuniones de 15 personas- no estaba habilitada por el Comité de Organización de Emergencias de Salud de Entre Ríos.
Schneider dijo además otra cosa, quizá la más importante de todas: en las últimas semanas de los dos meses de cuarentena las reuniones sociales se venían realizando de hecho. Lo que en todo caso conseguía con su decreto era regular una conducta social clandestina. Eso es importante porque, según han asegurado a Página Política referentes de distintos partidos, es lo que ocurre en todo el interior provincial. La levedad con la que la pandemia afecta a Entre Ríos ha hecho que su población relaje las normas de autocuidado.
Así las cosas, Schneider sería el primer intendente en animarse a reconocer una realidad que acontece, en distinta medida, en todo el territorio provincial.
Visto con la lupa política, el decreto ubica a Schneider como un dirigente con la suficiente estatura como para plantarse ante una prohibición nacional y provincial, y defender una medida que su pueblo pide. Y también como un dirigente con el suficiente coraje como para adoptar una medida que encierra un gran riesgo. Ante un enemigo invisible, muy contagioso y, sobre todo, aún desconocido, no hay ninguna seguridad posible. Schneider sería el máximo responsable si las cosas salen mal.
Desafío
Y todo esto ocurre en un contexto en el que los intendentes de Cambiemos vienen reclamando recibir parte de los fondos especiales que gira el gobierno nacional a las provincias para afrontar la emergencia que produce la brutal caída de recursos públicos, como consecuencia de la parálisis económica derivada de la cuarentena.
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